En mi trabajo me gusta estar al día de los nuevos descubrimientos que nos ofrece la neurociencia así como de los diferentes enfoques que surgen derivados de los mismos. Mi terapia mezcla elementos de diferentes tipos de terapia, siempre desde una perspectiva muy relacional y teniendo por tanto el vínculo con la persona como centro del proceso terapéutico. Siempre intentando ajustarse a la necesidad de la persona y no a un modelo en concreto.

Desde pequeñito siempre he sentido curiosidad por la vida, por el ser humano. Nuestra formación, nuestra evolución, nuestro comportamiento y ¿Por qué no? la existencia de vida más allá de nuestro planeta.
La ciencia-ficción me acompañó (y acompaña) en mi vida. Mis primeras lecturas de Isaac Asimov, sus historias de robots, robots que querían ser humanos y lo que ello significaba. Su concepto de psicohistoria, quizás la primera semilla de mi futura profesión. Continuó por el descubrimiento de Star Trek y sus viajes estelares para “explorar nuevos mundos y civilizaciones hasta llegar dónde ningún humano ha llegado antes”. Y Yoda, en el Imperio contraataca.
Y del gran placer que supone la lectura a los viajes. Dos formas de entrar en contacto “con el otro”, una más íntima y otra plenamente experiencial.
Y en cuánto a mi trabajo, que me encanta ¿Qué puede haber más motivador que poder ayudar a alguien a “saber aquello que no sabe que sabe” y ver cómo ese descubrimiento le impulsa a explorar, a arriesgarse, a romper los límites que alguien le había impuesto o que quizás se había autoimpuesto? “Pues eso”