Nuestra Unidad de Evaluación Neuropsicológica se plantea como un puente hacia la comprensión y bienestar. Nos comprometemos a ofrecer una valoración personalizada de la inteligencia, atención, memoria, lenguaje, funciones ejecutivas, personalidad y estado emocional mediante pruebas estandarizadas, que nos permiten entender qué hay detrás de cada dificultad. Por ejemplo, cuando aparecen síntomas de inatención o hiperactividad, no nos quedamos sólo con la etiqueta de TDAH: éste puede manifestarse en presentación desatenta, hiperactiva-impulsiva o combinada, pero también pueden influir factores como el estrés, los problemas de sueño o la ansiedad. Por eso recogemos el historial médico, observamos el comportamiento en diversos entornos y utilizamos escalas estandarizadas, con el objetivo de orientar un diagnóstico diferencial y trazar un plan de acompañamiento ajustado a cada persona.

Nuestra mirada abarca el neurodesarrollo como proceso vital que explica la diversidad humana. Hablamos de condiciones del neurodesarrollo, y no de trastornos, para incluir el TDAH, el espectro autista, los trastornos de aprendizaje, las altas capacidades, la discapacidad intelectual o los trastornos de coordinación y comunicación. Comprender esta variabilidad nos permite orientar mejor el diagnóstico y construir caminos de intervención que respeten la singularidad y ritmos de cada persona.